29 12 2010


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29 12 2010
torero

EMOCIONANTE DÍA DE TOUROS NA LOURIÑA.

A fuxida dun touro das instalacións do matadeiro provocou un despertar inusitado da recia afición taurina nos concellos de Mos e O Porriño que fixo recordar ao máis vellos do lugar os tempos nos que as prazas portátiles visitaban o noso territorio (unha das corridas no Louramball e outra en Budiño) depertando o fervor polas muletas e os pasodobles.
A caída en desgracia da chamada “festa nacional” polas perdas económicas, que non polas protestas dos antitaurinos, PROVOCOU que durante moitos anos a arte de Cúchares entrara nun longo tunel na nosa comarca e que os aficionados tiveran que recurrir a Tele 5 ( por el culo te…) para poder calmar a sede de arte, sangue e espectáculo.
Pero ao fin chegou o día. Como non podería ser doutro xeito.

Esta é a crónica enviada por S.G., cronista periodístico, sobre o acontecido.

“La muerte y la impericia se aunan en un inolvidable espectáculo en la comarca de La Louriña.

Pocas horas antes de las cinco de la tarde, con sol y un día claro, surgió de los toriles del matadero un hermoso morlaco de 400 quilos de peso, de pelaje jabonero y algo corto de astas, que prefirió ser sacrificado en el campo, entre albahaca y romero, que en dependencias con aroma a productos desinfectantes.
La salida del astado cogió por sorpresa a los mayorales y sembró el pánico entre el mocerío de la villa que, pese a consultar los programas d emano de las actividades de navidad, no repararan en la convocatoria a la fiesta suprema.
Con un trote ligero recorrió el toro la avenida del matadero sorprendiendo a propios y extraños y causando algún susto sin mayor trascendencia entre los viandantes que recorrían en aquel momento la Avenida de Buenos Aires y las inmediaciones del paso a nivel.
Avisada la policía local, una patrulla se desplazó al lugar para garantizar que la tienta se desarrollara dentro de las reglas elementales del arte de matar y que la rudeza de algún mozo pudiera causar daños a la fiera.
Fueron unos primeros pases de aliño que, como es costumbre, sirvieron para que el animal desentumeciera los músculos y el personal pudiera admirar su belleza y casta.
Este primer tramo de la lidia será recordado por la actuación del subalterno F. Porto, de la cuadrilla de Nelson Santos, que en un alarde de valentía y desprovisto de toda clase de útiles para la lidia, citó al toro de lejos para provocar su embestida.
Fueron momentos de gran tensión y emoción pues el toro embistió con gran fiereza y a punto estuvo de llevarse por delante al subalterno que, con un salto grácil y elástico que nos recordó las estampas del ballet ruso, se sacó del medio como pudo y rodó por el coso sin sufrir mayor percance.
Los oles del público resonaron y más de uno sacó los pañuelos para pedir la oreja. Antes de entrar nuevamente en el Patrol, el viril banderillero saludó al público gorra en mano.
Buscando el albero el animal se allegó a la rotonda de Las Angustias abandonando los terrenos de Porriño y adentrándose en los dominios de la cuadrilla de Arévalo que, deficientemente convocada, tampoco salió a recibirlo.
Ahí la fiesta tomo un rumbo equívoco y lo que se anunciaba como una magnífica corrida de toros, pasó a convertirse en un folletín de género negro con policías y fugados.
Lo mismo que los dineros públicos, el toro desapareció como por arte de magia y la lidia se transformó en incertidumbre y desasosiego.
¿Dónde está el toro?, preguntaban los lugareños. Con la misma expresión atónita que en días normales inquirían sobre el futuro económico del país. Y lo mismo que a esta, las autoridades eran incapaz de contestar a la otra.
Ni el maestro Nelson ni la audaz Arévalo fueron capaces de remandar el desaguisado y explicar como lo que pudo ser una gran faena se convirtió en un tropel de impericia e improvisación.
La noche se echó encima y hubo que esperar a las luces del alba para que, a la vista de todo el público de España y ante las cámaras de diversas televisiones, el toro fuera adormecido con dardos narcóticos y devuelto a los corrales sin faena.
La gente se pregunta hoy en los dos ayuntamientos: ¿Para esto se hicieron sendas mociones de censura?.
La respuesta es bien simple: “Manolete, si no sabes torear pa que te metes”.
Y yo añado, donde no hay no se puede quitar. Más le valdría al apoderado de estos aprendices de torero, el ilustre Rafael Louzán, ir pensando en cambiar las cuadrillas o desistir de torear en estas plazas.”

29 12 2010
caperucita

buen relato, me recuerda a viejos tiempos, y a aquel locutor…..Matias Prats no???

29 12 2010
Jose

Supremo. Con nota para el cronista.

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